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martes, 16 de agosto de 2011

Especial: Jess Franco


Más de 600 películas!.
Jesús Franco Manera nació en Madrid el 12 de mayo de 1930. Estudió derecho y cine en el Real Conservatorio y en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, trasladándose luego a París para estudiar en la Sorbonne.

De vuelta a Madrid y siendo gran aficionado al jazz (tocaba en varios grupos), empezó su carrera cinematográfica como compositor. Su musa,
Lina Romay, es una constante en sus trabajos, llegando a acreditarla como director en alguna de sus películas.
Ha realizado películas en los más variados géneros, especialmente terror, softcore y hardcore en los 80.

En los 70 fue declarado, junto a
Luis Buñuel, como uno de los más dañinos directores para los católicos por la Iglesia Católica.

Después de firmar cuatro títulos absolutamente fundamentales de la historia del cine fantástico y de terror español, Gritos en la noche (L'horrible Dr. Orloff, 1961), La mano de un hombre muerto (La sadique baron Von Klaus, 1962), El secreto del Dr. Orloff (Les maitresses du Dr. Jekyll, 1964) y Miss Muerte (Dans les griffes du manique, 1965), el director inició una especie de exilio voluntario en busca de una libertad creativa y expresiva imposible de encontrar en la España de la época.


el disfraz del sexo, favorito de sus temas Christopher Lee actuando para Jesús Franco Jesús Franco siempre con desnudos y desnudos
A partir de este momento, Franco se convierte en un cineasta compulsivo: rueda sin parar cualquier cosa, a veces incluso sin un guión establecido. Necronomicon (1967)Necronomicon, su primera producción realizada íntegramente fuera de España, es el filme que marca de manera decisiva no sólo la etapa más fructífera de su carrera -en 1968 firma ocho películas, siete en 1969 y así sucesivamente-, sino también una ruptura hasta cierto punto radical con el estilo y las características del cine que había realizado hasta entonces.
Carente prácticamente de argumento propiamente dicho -la trama, es un decir, se reduce a los delirios al mismo tiempo sádicos y eróticos de un misterioso personaje femenino (Janine Reynaud). A partir de este punto de la filmografía de Franco, sus películas más personales escapan a cualquier intento de racioanalización: la total despreocupación por la lógica narrativa y por las convenciones más básicas de la planificación.

Lo mismo puede aplicarse también a algunos de los títulos terroríficos más representativos de la filmografía posterior del director: Las vampiras (Vampyros lesbos. Erbin des Dracula, 1970)Las vampiras, Drácula contra Frankenstein (Dracula prisonnier de Frankenstein, 1971), La maldición de Frankenstein (Les experiences erotiques de Frankenstein, 1972), o El ataque de las vampiras (Les avaleuses, 1973), entre muchos otros títulos, se constituyen en una mezcla aparentemente imposible de ideas brillantes con errores imperdonables (de puesta en escena, de continuidad, de montaje...), de genialidades con salidas de tono y licencias absurdas, de escenas y planos de un gran poder de fascinación con imágenes de un feísmo y de una cutrez que a veces ni si quiera parecen obra de un profesional del séptimo arte, ejemplificados en su mayor parte por esa enloquecida (y desquiciante) obsesión con lanzar zooms hacia todos los rincones del encuadre sin finalidad ni criterio alguno.

Todo ello, como no podía ser de otra manera, ha contribuido ha convertir su filmografía en una obra de culto, para bien o para mal.

La exitosa proyección de Necronomicon en el Festival de Berlín de 1967 abrió a Franco muchas puertas y nuevas posibilidades: Fumancu y el beso de la muertela película sería distribuida en Estados Unidos con el extraño título Succubus por la compañía American International Pictures, la cual puso en contacto a Franco con el inefable productor Harry Alan Towers: la primera colaboración entre ambos daría sus frutos meses después con Fu-Manchú y el beso de la muerte (The blood of Fu-Manchú / Der todeskuss des Dr. Fu manchu / Kiss and kill) y El castillo de Fu-Manchú (The castle of Fu-Manchu / Die folterkammer des Dr. Fu Manchu / Il castello di Fu Manchu), rodadas en 1968 y protagonizadas por Christopher Lee. Franco y Lee volverían a coincidir aún un año más tarde en El proceso de las brujas (Der hexentöter von Blackmoor / Il trono di fuoco / The bloody judge, 1969) e, inmediatamente después, en El Conde Drácula (Nachts, wenn Dracula erwacht / Count Dracula / Il Conte Dracula, 1969), también producida por Harry Alan Towers.
El filme ocupa, junto con Drácula contra Frankenstein, un lugar preminente en la carrera del director, aunque por motivos casi opuestos: la primera es una adaptación en teoría fiel y rigurosa de la novela Drácula de Bram Stoker (publicada en 1896), más alabada incluso por los detractores del director Gritos en la nocheque por sus más acérrimos seguidores, mientras que la segunda es probablemente el más enloquecido ejercicio de estilo sobre los mecanismos y los personajes más representativos del cine de terror nunca producido.
En 1965 fue director de segunda unidad de Campanadas a medianoche de Orson Welles con el que comenzó a dirigir La isla del tesoro película que nunca acabó.

Es durante los 70 cuando conoce a la que desde entonces es su pareja, la actriz Lina Romay, que sería protagonista de muchas de sus siguientes películas. Durante los 70, el terror fue dejando paso a un mayor erotismo; hasta llegar al cine porno en los 80, con varias películas protagonizadas por la propia Lina Romay (e incluso con ella como directora en algunos títulos, aunque es probable que no sea sino otra forma de usar un pseudónimo para Jess).
Killer barbies
Fundó su propia productora Manacoa Films, (1972) con la que grabó muchas peliculas de bajo presupuesto a lo largo de los 80, junto con Golden Films Internacional. En ellas, Jess Franco rueda sin cortes y sin censuras bajo suelo español, son las películas "más auténticas" dentro de su filmografía. Fué la época del destape y del desaparecido cine "S", llegando incluso a rodar 12 films en un sólo año.
En 1996 le dieron un premio en NY a su gran carrera de las manos del mismo Roger Corman. Después de unos años inactivo, buscando y recopilando material para Don Quijote de Orson Welles, en 1996 volvió a la carga con Killer Barbys y produciendo un video clip para el grupo Los Planetas, censurado.


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