
La historia de Peter Jackson comienza, claro, con su nacimiento, un Halloween
de 1961 en Pukerua Bay, Nueva Zelanda. Sus primeros experimentos con el
cine empezaron con pequeñas filmaciones a la temprana edad de ocho
años, con la cámara de 8mm comprada por sus padres en las
Navidades del 69. Luego, con diecisiete años, dejó la escuela
y se colocó en The Evening Post, un diario de Wellington. Dedicaba
el sueldo a sus filmaciones, para las que tanto él como el resto
del equipo trabajaban de forma gratuita durante los fines de semana. Pero
sus primeras - y desconocidas- incursiones en el cine fueron como actor,
en la película sueca "The Sandpiper" (1965). También
actuó para la televisión, en una serie titulada "Romance
on the Orient Express" (1979), medio con el que siguió en
contacto, ya en labores técnicas, y que combinó con los
rodajes de sus primeras películas. En 1987 Peter Jackson terminó
"Bad taste", la historia de los invasores
alienígenas que pretendían hacer hamburguesas con carne
humana. La rodó con una cámara de 16 mm y tardó cuatro
años en completarla. Como casi todos los inicios, fue producto
de un ajustado presupuesto y contó con la colaboración de
todas las amistades disponibles. El mismo Jackson interpreta al humano
Dereck, víctima de toda clase de contratiempos propiciados por
los monstruosos habitantes del planeta Nalic Nod, además de escribir
el guión y crear los efectos especiales. Y en fin, hacer todos
los trabajos posibles para hacer realidad su primer filme, incluso modelar
con látex en el horno de su casa las poco favorecidas facciones
de los enemigos extraterrestres. Sorprendentemente, "Bad taste"
obtuvo una buena acogida en el festival de Cannes, premiándola
con la ovación del público, y también mereció
el Premio Gore del festival de fantasía y ciencia ficción
celebrado en París en su decimoséptima edición. Al
principio la idea era realizar un corto titulado "Roast of the days",
pero el trabajo fue derivando hacia "Mal gusto", convirtiéndose
en un largometraje de 92 minutos de duración, el mismo tiempo que
tarda su siguiente película, "Meet the feebles" (1989), en contar
las peripecias de un grupo de muppets (menos inocentes).
Durante el rodaje de "Mal gusto", Jackson conoce a Frances Walsh
y a Stephen Sinclair y junto con Daniel Mulheron escriben el guión
de "Meet the feebles", rodada con el presupuesto recaudado
de la película anterior, con ayuda de la Comisión Neozelandesa
de películas, y protagonizada por los excéntricos muñecos
y marionetas diseñados por Cameron Chittock, que pondrían
los pelos de punta a los de Jim Henson. Según explica el propio
Jackson, quería mostrar como se comportarían los muñecos
estando entre bastidores una vez finalizado su trabajo en televisión,
de manera que convierte esta película de animación en una
divertida sátira sobre las figuras de los productores, los directores
o las divas, envueltos en una trama delirante en la que el viejo lema
"drogas, sexo y rock'n'roll" queda obsoleto y ñoño.
Unos años después, Jackson añade un nuevo
título cruento a su filmografía: "Braindead" (1992),
con guión del propio Jackson, Sinclair y Walsh y producida por
Jim Booth, en la que ya participan actores y actrices profesionales. Este
largometraje se exhibió en festivales del mundo entero y recibió
dieciséis premios internacionales. Los efectos especiales y sangrientos
de Richard Taylor (para los que se utilizaron 30.000 litros de sangre
artificial) el humor negro, un final apoteósico (50 zombies derrotados
en 25 minutos con la ayuda de una podadora) y la aparición de la
actriz española Diana Peñalver interpretando a la inolvidable
Paquita (así como la terrorífica Mamá, Elisabeth
Moody), son algunos de los atractivos de una película que dispara
a la vez borbotones rojos y ácidas caricaturas de la familia, las
convenciones sociales o la Iglesia. También en 1992, Jackson y
Jim Booth coproducen el cortometraje "Valley of the Stereos" de George Port.
En 1994, realiza funciones de productor ejecutivo para la comedia "Jack
Brown genius", una película de 90 minutos dirigida por Tony Hiles.
El
tiempo fue pasando y las cosas empezaban a complicarse. Entonces, cuando ya conocíamos
el nombre de Peter Jackson, apareció "Criaturas Celestiales" (1994). La película
transcurre envuelta en una lisérgica confusión entre fantasía
y realidad que sólo un cuerpo y una mente sobrepasada por las hormonas
puede crear sin ayuda de otra sustancia externa. Y sólo quien lo
haya sufrido en sus carnes es capaz de transmitir esa extraña y
pasajera sensación, mezcla de euforia contenida e imaginación
exacerbada, aunque esta no derive en tan trágico desenlace . A
partir de ese momento, sin ningún tipo de dudas, ese tal
Peter Jackson pasó a ocupar un lugar privilegiado en la memoria
de un cinéfilo nada ortodoxo.



"Criaturas
Celestiales" (1994) supone un cambio rotundo en la filmografía
de Peter Jackson y quizás por ese motivo es una de las películas
más conocidas y reconocidas del director, puesto que las anteriores,
aunque gozaron de un éxito considerable, no llegaron al gran público
a causa de lo sangriento de sus imágenes. La crudeza y la dulzura
se trenzan con maestría en esta historia basada en un hecho real,
acontecido en la década de los cincuenta en Christchurch, Nueva
Zelanda. Al parecer, la idea del guión, que recibió una
nominación al Oscar al mejor guión original, surgió
a partir de la fascinación de la esposa de Jackson hacia el estremecedor
crimen cometido por dos adolescentes presas de una amistad irreductible,
Juliet Hulme y Pauline Parker, muy bien interpretadas por las actrices
Kate Winslet (la de Titanic) y Melanie Lynskey. Aunque nunca llegaron
a establecer contacto con ninguna de las verdaderas artífices del
crimen, el guión se alimentó directamente de las páginas
del diario de una de ellas. Peter Jackson realiza un excelente trabajo
de definición de personajes y circunstancias, y aborda con extraordinaria
sensibilidad y elegancia una historia que bien podría haber sido
víctima de un telefilme insufrible de media tarde.
Antes de rodar "The frighteners" (1996), estrenada bajo el horrendo título
"Agárrame esos fantasmas", Peter Jackson realiza en colaboración
con el director Costa Botes un falso documental sobre la vida de un supuesto
pionero de la industria cinematográfica neozelandesa, "Forgotten
Silver" (1995), que pudo verse en el año 2001 en el Festival
de Sitges. "Agárrame esos fantasmas" (1996) es la primera
producción hollywoodiense de Jackson, aunque la mayoría
de localizaciones se hallan en el país de origen del director,
y es la quinta de sus películas en las que interviene como actor
en un pequeño papel, en este caso apareciendo como un chico que
luce en su camiseta el dibujo del fantasma más amenazador del filme
y que topa con Michael J. Fox en plena calle. Una de las huellas que Peter
Jackson imprime en sus películas, es su
forma de dibujar a los personajes, las originales cualidades que les otorga
y el inusual background que deja que se deduzca de ellos. En "Agárrame
esos fantasmas", la pareja de asesinos en serie y el policía
maníaco son quizás los elementos con más gancho de
un guión divertido pero bastante blando, por otra parte algo no
muy sorprendente si tenemos en cuenta que la producción ejecutiva
corría a cargo de Robert Zemeckis.
En 1997, Jackson participa en los efectos especiales creados para "Contact",
la historia de una incansable buscadora de vida extraterrestre. Película
basada en la novela homónima de Carl Sagan y protagonizada por
Jodie Foster.
Unos años después, Jackson
retorna con la idea loca de intentar pasar al cine "El señor
de los anillos".
Llega a nuestras pantallas la primera entrega de la versión cinematográfica
de las famosas novelas de JRR Tolkien. "El
Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo" (1999) es una
maravilla. Quienes han leído el libro explican entusiasmados que
la película es (casi del todo) fiel al relato y, visiblemente emocionados,
evocan y comparan paisajes y situaciones. Los efectos especiales acompañan con
grandiosidad y sutileza a un elenco de actores que parecen salidos directamente
de las leyendas. Legolas (interpretado por el actor británico Orlando
Bloom) no puede ser un humano que se presentó a un cásting…¡es
un elfo de verdad!. También Elijah Wood e Ian McKellen (el fantástico
James Whale de "Dioses y monstruos", 1998) encajan perfectamente en
sus respectivos papeles del hobbit Frodo Bolsón (Baggins, en la
versión original) y el piro-mago Gandalf. Se decía que el
mismísimo Sean Connery iba a interpretar al mago, pero afortunadamente
ha sido la distinguida figura de McKeller quien ha vestido su túnica
gris y tan encantador personaje no ha tenido que verse ensombrecido por
una estrella del firmamento cinematográfico de Hollywood. También
Liv Tyler, hija del cantante de Aerosmith, ha encontrado en las orejas
puntiagudas de la elfo Arwen Undomiel un papel a la medida; y no digamos
el mítico y recién nombrado Sir Cristopher Lee quien, como
no podía ser de otra forma, da vida a Saruman, un malvado y poderoso
mago. Al parecer, Jackson
es un gran seguidor de las novelas y, según cuentan, iniciaba el
rodaje diario con la lectura del capítulo correspondiente.
La Comunidad del Anillo,
The two towers y The return of the king se estrenaron con un año de diferencia
entre ellas, en fechas navideñas. Peter Jackson también
ha producido la película y ha escrito el guión, recluido
en su casa de Christchurch, junto a Fran Walsh, Stephen Sinclair y una
fan desde los once años de las obras de Tolkien, la debutante Philippe
Boyens. Para transportarnos al mundo fantástico donde habitan elegantes
elfos, terroríficos orcos y orgullosos enanos, Jackson se ha rodeado
de un equipo de profesionales que se han encargado de los tan conseguidos
efectos visuales, el vestuario al estilo pre-rafaelista (diseñado
por Nigile Dickson), el maquillaje (a cargo de Peter King y Peter Owen),
la coreografía de las luchas con espada (obra de Bob Anderson,
también consultado para otras grandes películas como Star
Wars) o la fotografía (Andrew Lesnie). Y hemos podido volver a
disfrutar de la labor de otro de los habituales colaboradores de Peter
Jackson: Richard Taylor. Quien hizo realidad la orgía de sangre
de "Braindead", realiza para Jackson en "El señor
de los anillos" una complicada labor de creación y supervisión
de las criaturas, miniaturas, armaduras y efectos especiales aplicados
al maquillaje, que contribuyen a que la imaginaria Tierra Media adquiera
una consistencia que logra que se nos aparezca como un lugar casi tangible.

En
estos momentos, el niño que rodaba con la Super 8 de sus progenitores
tiene cincuenta y pocos años, posee el estudio de imagen digital
WETA y la compañía ThreeFootSix y ha sido nombrado por The
New Zealand Herald el neozelandés del año, orgullosos,
supongo, de que su verdosa tierra esté siendo conocida en el mundo
entero, gracias a los filmes de Jackson y muy especialmente a esas tres
partes de "El Señor de los Anillos", y oportunos en su
nombramiento,
una vez superados sus comienzos "escabrosos" y felizmente traído
al paraíso de los grandes directores y de los grandes resultados
económicos.
Recopilando
datos para este artículo, me doy cuenta de que Peter Jackson es
uno de los pocos directores de los que tengo la impresión de que
hace lo que le apetece. Una característica que, con el paso del
tiempo, he ido apreciando cada vez más.